Mientras es cuando

Lourdes Landeira / Marga Cubino

Mientras es cuando crea mundo. La cosmogonía que nos revela Lourdes Landeira parte del cielo, las estrellas, la vía láctea para armar una serie de constelaciones que unen vínculos familiares y de los otros.

Sus relatos son historias sin costura definitiva. Escenas unidas con hilvanes, que sostienen un entramado montado a medida que leemos; un mapa de las lagunas de la memoria que el texto nos desafía a rellenar. Esas lagunas, esos huecos, nos hablan de un tiempo en el que “el presente todavía nos prometía un buen futuro”, como dice Lourdes.

La suya es una prosa poética elíptica y exigente que nos pasea a la intemperie –del cielo a la tierra, de la piel a los surcos–, ansiosos por develar el misterio de su cosmos. Esa intemperie, como insiste Lourdes, no está vacía. Paradójicamente, está llena de imágenes que buscan vaciarse para encontrarse en la evocación de sus lectores y lectoras.

Sonia Santoro

PVP: $25.000

Prólogo · Por Gabriela Stoppelman

“Esclavos cardíacos de las estrellas, /conquistamos el mundo entero antes de levantarnos de la cama;/pero nos despertamos y es opaco, /nos levantamos y es ajeno,/salimos de casa y es la tierra entera,/y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.”

Tabaquería, Fernando Pessoa

Las tres Marías, “Consteladas” “Teleféricas” y “Oblicuas”, a veces son cuatro o cinco, o arman figuras de pequeños infinitos, donde sucumbe toda cantidad. Pero la falta y la pérdida de puntos de referencia en la multitud no resultan excepcionales en el Hemisferio Sur. Nuestra estrella es la perseverancia, la cartografía de lo inmanente, el discurrir apresurado de los climas y la historia. Bajo ese cielo, el devenir mujer implica agitar orfandades y duelos, azares y desilusiones, prepotencias del deseo y sudores varios. En ese contexto, no es desatino aspirar a que, mientras constelamos encuentros fortuitos con deberes y ausentes con esperados, apostemos también a que un día la cruz del sur suelte sus clavos y torne en línea curva o espiral de luz.

En la búsqueda de otros cielos, aramos el día a día en la tierra. Frecuentemente, el territorio se mueve bajo nuestra escritura y lo que era continuidad se deshoja en archipiélago. Entonces, el texto contornea en fragmentos, pequeñas luciérnagas de lenguaje, esfuerzos de la poesía por sobrevolar el cuerpo, como huésped recién llegado a la posada del siempre recomenzar. Teleféricas, las palabras tienden el cableado del tiempo y buscan una alianza sólida con el instante. Algo evanescente unta la piel y el cansancio. Así, traslada o se prueba en otras geografías.

Pero hay ciertas ocasiones donde una fisura se despereza de toda llanura, nos obliga a salir fuera de marco, nos saca de eje y, en un trayecto oblicuo, la pretendida autobiografía se bifurca en los otros. Entonces, el enorme caudal de la memoria desova en relatos de otros, materna en el afluente que arrulla para, por fin, dejar de permanecer.

Y casi todos los días hay un desarreglo en los contornos de la luz. Can mayor desaloja un tramo de su genealogía y se enreda en una gigante roja en Escorpión. Centaruro nos persigue o nos abre camino, nunca es fácil descifrar el rumbo de una criatura con cabeza de hombre y patas de caballo. Como si esto fuera poco, la brújula enloquece a la altura de la “Estrella de Magallanes”, y descubrimos que ningún punto de referencia es fiable si continuamos el pulso de los esclavos del sol. (…)

Lourdes Landeira | Nació en Montevideo el 3 de mayo de 1966. En medio de una familia numerosa y conducida por mujeres, transcurrió su infancia –no tanto como edad biológica, sino como ese asombro original al que siempre se vuelve– en una casa grande sobre la calle Cufré. Madre-abuela-y-bisabuela fue la primera de muchas tríadas centrales en su vida y con la que forjó su mirada femenina –y luego feminista– del mundo. En 1985, emigró a Buenos Aires y también hacia la adultez. Desde esa experiencia radical de alteridad, comenzó a reflexionar sobre desarraigos y orfandades, pero también sobre la potencia de lo intersticial. Siempre lectora, en un momento decidió cruzar esa otra orilla y empezar a escribir. Estudió periodismo y realizó y dictó variados talleres literarios. En 2015, publicó el poemario Sospecha de Pájaro (Alción Editora) y desde ese mismo año integra la revista digital El Anartista. Luego de unos cuantos tránsitos y mudanzas, hoy vive en un doceavo piso en esa zona de contactos y transbordos que constituye Plaza Italia. Lee y escribe sentada frente a un escritorio desde donde ve el cielo, la huerta que cultiva en su balcón y, si se asoma, también el río. Algunos días, se traslada al barrio de Constitución a cuidar a la gata de su hermano. Algunos otros, comparte su hogar con Luna, una galga blanca que adoptó su hija. A fines de 2021, publica Mientras es cuando en Hora Mágica. Sigue explorando formas de hacer familia y parentescos.

Marga Cubino | Ilustradora y diseñadora gráfica. Se egresó en la Universidad de Buenos Aires, donde se desempeña como docente en las materias Diseño gráfico 1 (Cátedra Gabriele) e Ilustración editorial (Cátedra Roldán). Luego de trabajar en distintos estudios comenzó su carrera como ilustradora freelance, especializada en ilustración para animación. Desde 2015 es parte del Anuario de Ilustradores. En 2016 fue publicado Blablablando, su primer libro álbum, que forma parte de la colección Tatiana Belinky realizada por Editorial Evoluir (Brasil). En 2017 fue publicado Supernenitos, su segundo libro ilustrado de cuentos infantiles de Cecilia Pisos, editado por Guadal Libros. Disfruta trabajar de manera independiente, en proyectos individuales o en grupo. Le gusta pensar las imágenes en movimiento. Combina paletas acotadas con técnicas analógicas y digitales.